martes, 1 de septiembre de 2009

Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria
CHILE-VENEZUELA
Compilación y selección por Venezuela: Ennio Tucci
Compilación y selección por Chile: Gladys Mendía

Nota preliminar

Esta antología forma parte de la Colección titulada Vamos a brillar, mi amor, donde se unen a dos países o dos continentes en la búsqueda del diálogo y la multiplicidad de registros poéticos bajo una misma temática. La primera en abrir la colección es Me Urbe, Brevísima Antología Arbitraria Chile-Venezuela, en la que exploramos a 12 poetas de cada país y su encuentro con la ciudad. Agradecemos a todos aquellos que colaboraron para realizar este sueño, en especial a Ennio Tucci y a Marcel Kemadjou.

Gladys Mendía



PRÓLOGO


“Me urbe” como urgencia

Cada antología es una urgencia porque su objeto-objetivo, en líneas generales, es edificar un espacio para unos poetas entre muchos; es inventar una tribuna para unas voces entre muchas.
“Me urbe” es una urgencia que se dibuja con el alma de dos pueblos que a pesar de las fronteras siguen la misma senda de la historia y de la sangre. “Me urbe” es una palabra que abraza los humos, rocíos y perfumes de la ciudad. Hay pues dos urgencias en esta suma poética. Primero: urgencia de caminar con la modernidad, modernidad como contemporaneidad. Así pues el ardor que corre en estos poemas no es azar, no es coincidencia. Este ardor muestra el compromiso de jóvenes en los grandes desafíos de sus tiempos. La segunda urgencia que es corolario del precedente, de buscar, construir “una forma de vivir” como lo subraya con precisión Dilmer Duno. Es decir, de caminar con la poesía en la “huella digital o ruido de fondo” (Christian Aedo) de la cotidianidad urbana, asignando desde “el noticiero de las nueve” de Gustavo Barrera un interés a cada cosa.
Chile y Venezuela son los dos países que se encuentran en este campo de juego… Gladys González nos corta la palabra para recodarnos en su poema Adiestramiento que “Todas la ciudades son iguales/Todas las ciudades /se queman /al cruzar la frontera”. Dos países, decíamos antes de que Gladys González nos adiestrara, se cruzan para vocear sus coloreadas diferencias en las voces de esta clase activa que la tierra tiene de más prometedor. Hablo de los jóvenes, dado que la juventud es un puente desde el pasado hasta el porvenir.
Lo maravilloso que brota de esta selección es que se lee en primer lugar como poesía, se lee también como una aventura humana novelada en las vías públicas del poeta venezolano Anthony Alvarado: vías de dos países tanto como vías en las ciudades íntimas, secretas, interiores de 24 poetas nacidos entre 1969 y 1988. En estas ciudades diversas y sin embargo unidas por la poesía en “full color” (Ennio Tucci), Jhomar Loaiza nos dice que se puede encontrar “calles desiertas” y “políticos dementes”. Se puede también ver una calle que no tiene nombre y una urbe huérfana de hijos que Gabriel Figuedero y los demás poetas nos invitan a pasear.
Sí, estos poetas nos invitan a pasear la mirada sobre los silencios, las instantáneas, la soledad que lleva la vida ciudadana de hoy, nos invitan a escuchar los ecos, murmullos y gritos que nadie puede callar, nos invitan a bailar con realidades que se miran en sus ilusiones, nos invitan a “un partido de ajedrez” (Felipe Moncada), partido que sólo la poesía puede ganar.
La urbe aparece aquí como un círculo que no tiene entrada ni salida sino en la poesía que viene, en la cédula de identidad de Jairo Prieto, “ escribiendo lo olvidado/lo sancionado”. Entonces, si la poesía en la urbe es un credo como lo canta con dulzura Antonio Robles, “Me urbe” es su primer artículo de fe.

Marcel Kemadjou Njanke
Poeta, traductor y gestor cultural
Camerún
Africa

Marina Lugo Venezuela

Marina Lugo (Venezuela)
Nace en Valencia en el año de 1988. Ha trabajado en los proyectos impulsados por ediciones Madriguera y forma parte del Grupo Musaraña desde el año 2006. Coeditora de Cubile La Revista. Participó en la V y VI Bienal de Literatura “Elías David Curiel” en Coro, entre los escritores jóvenes que representaron al estado Falcón; y en los Ciclos de Recitales Colectivos en Coro y el puerto de La Vela.



Me levanto una tarde
juntando cada carta que llega a mi memoria
cada hoja de recuerdos de un ayer
cada gesto derramado en un pozo de agua
desbordando sangre
brotado de lágrimas perdidas en el tiempo.
Oh! Esas lágrimas,
nunca quisieron salir de casa
les era suficiente asomarse a la ventana
y tener que aguantar cada uno de los espectáculos de la función
ya era demasiado soportar gota a gota las palabras extinguidas
Cierran las ventanas y buscan el rincón más oscuro
el más escondido de la casa.
Unas veces las escuchaba merodear por los pasillos
jugando a correr con la sangre por las venas,
ocultadas entre cristales
sombras y colores.
Otras veces duraba tiempo sin saber de ellas,
me parecía que se habían ido del lugar
dejando este cuerpo inerte y solitario
vagando con el día a día transcurriendo en el tiempo
esperando un no sé qué
discutiendo un poco con el destino
ese que mira con ojos de traición
se ríe en mi cara
Ese hombre es todo un cínico
como se atreve a verme con la mirada de la burla
a carcajearse del tiempo sin sentido
de esperar la muerte de cada minuto y seguir aguantando sus gestos
quiero que se marche de mi existencia
no seguir dependiendo del insulto en que me tiene
tiro la puerta de la rabia
despertando cada pieza de este ser
que ahora me grita en el silencio
ahora retumba mis sentidos
y me hace estremecer
toman todas las cartas de los recuerdos
se expulsan a la hoguera
siendo devoradas milímetro a milímetro,
desapareciendo entre el fuego que cobra cada vez mas vida
pero al poco tiempo va agonizando en su muerte.
La brisa sacude las cenizas
se esparcen desvaneciéndose en el ambiente
Por minúsculos segundos pierdo la memoria y el pasado sucedido
Inicio otra historia… Desde cero.


*****

El terror con acto cumbre en tus sentidos
el espanto que me hipnotiza
como el momento al verte
en que se me paraliza el corazón
cuando vivo sin aire
y muero sin vivir.
Se me congela el alma
se me enfría el cuerpo
como cadáver esquelético
con años de sepulcro
puedo salir a la vida con el impacto del terror
pero antes mátame y destroza mi corazón.
Entiérrame en el campo santo,
en la fosa más onda y profunda,
para así yo poder… volver a nacer.

*****

Toma, cómete mi carne
Bébete mi sangre
Que tanto esperas caníbal
a que se enfríe mi piel y crujan mis huesos
a que pierda el sabor agridulce del corazón
que exploten mis pulmones de un grito
y se me paralice el cuerpo.
Prefieres esperar que muera de un infarto
antes de matarme tú
O mejor comer de mi carne,
y beber de mi sangre
como todo un caníbal desgarrándome.

Norys Saavedra Sánchez Venezuela

Norys Odalía Saavedra Sánchez (Venezuela)
Nació un 29 de febrero de un año bisiesto en Barquisimeto, Estado Lara. Poetisa y narradora. Técnico Superior en Turismo. Obtuvo la mención honorífica en el Concurso Universitario de Poesía “Andrés Eloy Blanco”. Estudió en Cuba en la Escuela de trabajadores sociales “Celia Sánchez Manduley” y en la Escuela de trabajadores Sociales de Matanzas “José Martin Sánchez”. En la ciudad de Holguín, integra el Taller de Poesía de la Escuela, bajo la tutela de escritores de esa ciudad cubana. Ha ofrecido recitales de poesía y ha organizado actividades poéticas y culturales en Barquisimeto. Pertenece a la Asociación de escritores del estado Lara y Red Nacional de Escritores, Red del Alba. Es brigadista y Luchadora Social del Frente “Francisco de Miranda”. Autora de cinco poemarios: Bisiesto (inédito) y De áridas soledades (Publicado), Naranjos largos de Viento (inedito) Caza de Animales en flor (inedito) 7 Corderos (inedito) Cuentos y relatos (Ineditos). Actualmente corrige sus próximos trabajo poetico. Es activista de algunos Colectivos de vanguardia. Ha publicado en periódicos literarios, revistas y diarios entre otros. Participo como invitada en el Festival Mundial de Poesía 2007 en el Gala sudamericana. Festival Mundial de Poesia 2008 (Caracas) Filven Lara 2008, Bienales entre otras. Encuentro de Escritores del Alba. Es reseñada su primer libro en el Programa “Lectura de Venezuela” de Radio Nacional de Venezuela, por el Poeta Luis Alberto Crespo. En la Antologia “Un canto a Venezuela”. Pdvsa 2008-2009. Actualmente corrige sus primeros relatos.



PÓCIMA DE COLIBRÍES

Con el pecho tapado
sudo flores

Me pongo la cobija

Tomo guarapo de colibríes
al degüello

Macerados
con tres puntos
de muerte.


*****

Un primer hombre es tronco
El segundo se pierde
en las ramas
El tercer hombre
es el aparecido
En medio de todos
su espalda se acrecienta
como la montaña
Y deja
una estela
de ventarrones huyendo al monte

*****

Perderemos las alas
en las plumas de la vertiente

Aun no desistas de la piel del azahar
de los cantos

En la distancia de los gusanos
bajo el sueño oscuro
habla y no leas sobre mi lengua

No pronuncies
la pupila de los grillos
brincando
En los relámpagos sombríos
el ojo de lo vertido se abre
el mantra escondido

No levantes las pestañas

Pandora está en la lluvia
despierta

Bañándose debajo de las gotas

Jairo Prieto Venezuela

Jairo Prieto (Venezuela)
(Ocumare del Tuy, 1987) Estudiante de comunicación social en la “Universidad Católica Santa Rosa” de la ciudad de Caracas- Venezuela. Ha Participado en el I y II Encuentro Nacional de Poetas Liceísta 2006-2007; en la V Bienal Internacional De Literatura “Elías David Curiel” (Falcón- Venezuela 2006); y así mismo en el XIV Encuentro Binacional de Escritores (Venezuela – Colombia) Gobernación Norte de Santander (San José de Cúcuta 2006). Publicó en el 2006 un libro de poemas “Cuánto pesa un río” (nadie nos edita editores /casa de bello).

Cédula de identidad

A Aquarela Padilla y Edgar González

Vengo de la trinchera de la palabra
sumergido de ecos

Soy causante del enfado del olvido
me declaro inocente de todo amor mal logrado.

Soy de la época de los diecisiete millones,
hacen ya unos papeles atrás

Vengo a colaborar en la renovación de la escritura
aunque muera en el intento.

Mis poemas no llevan ruedas
corren poco pero rasguñan

Vengo escribiendo lo olvidado,
lo sancionado.

Vivo en las calles matizadas por la angustia
Dispuesto a matarte puta muerte
con mi cadáver,
con mis poemas.

Vine de la trinchera más oscura,
la ignorada
Como vine no me iré.

Vine a dejar mi delirio junto al tuyo
en el fondo
de la conciencia de la calle.






Referencia personal

En el ocaso me diluyo en sangre
Merma de huesos comprimidos
Banderas y consignas

Soy escribiente sin unicornios

Alerto los abismos ocultos en nosotros
No poseo tierra
Ni mujer
Ni cautivos
Ni méritos

Soy plagiario de mis actos,
me alimento de los tuyos
Considerándome
como nadie lo haría entre mis venas

Ahí me corren palabras indescifrables
como tu esencia
Ahí donde cada quien pasa y queda
y es aliento de sí mismo
como el nuestro
que se extravió en las referencias
de los amantes oscurecidos

por las nostalgias
de cada acto.
Homicidio del amor entre
las ocurrencias
y el miedo.





¿Dónde te has ido?

Vi cuando mordías la noche
venciéndola,
ocultando tu sombra

Tus dientes malignos tallan
en mis pupilas
tu rostro

Te busco debajo del sueño pulcro,
tanteando las escaleras
buscando tus pies

Me levanto y no estás

Se agotó el café y el pan duro
Y aún las golondrinas carcajean
en las noche

¿A qué juegas soledad?
¿Dónde te fuiste?

Jhomar Loaiza Venezuela

Jhomar Loaiza (Venezuela)
Nace en Coro, Estado Falcón (1977). Es un versátil artista plástico que se encuentra en una constante investigación y conceptualización de su obra. Su trabajo es una esplendida fusión entre el cubismo y el expresionismo, su paleta vívida en pigmentos parece resplandecer aún más ante la representación de figuras femeninas. Estrecha relación con la poesía a partir del taller dictado por Juan Calzadilla en el pueblo de La Vela y forma parte del grupo Tinta Púrpura, el cual surgió a raíz de este taller. Ha publicado y leído sus poemas en múltiples revistas y recitales.



Un mal rato
(o Jodas de un adiós)


Destruyes sueños,
disparas sobre ellos.
El tiempo te dirá la razón.
Complicada es tu vida,
tú quieres que sea así.
Desnúdate,
inhala superficies del pasado
que no olvidas.
Lárgate con tus amigos,
el mar te espera.
Distrae tu tragedia
como la arena borra tus
pisadas,
pero el tiempo dice lo contrario.
Inmólate si quieres,
pero no me jodas.
Lenguas colgantes
dislocan la tranquilidad.
Cólera y odio te someten.
Maldita maroma
del payaso, incita a morder
la mano de quien te ama.
El futuro no existe sin papeles,
mi mente extraviada.
No pienso sin tomar un trago.
El frío somete a la muerte.
Pretendo estar solo,
envenenado.
Tienes el antídoto,
pues tú eres el veneno.
Cuida de tus vestidos marrones.
Debajo de mi cama están tus zapatos.
Mi negra que siempre
fue blanca,
quiero olvidar dentro
de la habitación
donde logramos fusiones,
donde llorabas al maestro,
ahora pendiente de otra realidad.
Cruzando el istmo corta la nada,
piensa en las cenizas
donde están tus piernas.
Manchas blancas recorren
el lienzo donde tu nombre
se escribe despacio.



Noche de lluvia

Muchas noches soñando,
muchas deseando.
Ha llegado el momento
de despertar,
de darme cuenta que no
era un sueño
sino una terrible pesadilla,
pesadilla de la que amaba.
Era como el dolor
que uno no quiere dejar,
era la espina del alma,
la herida viva, sangrante.
Creo haber despertado
o quizás sigo dormido.
Estoy resistiendo
en dolor mayor.
¡Qué difícil la soledad!
Andar solo en calles desiertas…
Era un sueño, un deseo
estar con ella,
sin darme cuenta
que su alma es negra.
Es negra porque aún vive.
No era la hechicera de los cuentos;
era la bruja de manto blanco,
de ojos verdes como la hierba,
de corazón seco, como de
piedra.
Será difícil volver a soñar
en la arena.
Ya la extraño.
No quiero volver a verla,
sólo dejar los mejores recuerdos.
¡Qué triste es la lluvia!
¡Qué triste la noche!
¡Qué triste los sueños!


Eres tú la diosa

La lluvia recorre mis narices.
Espero una luz debajo de la puerta
indicando que estás allí;
yo sé que aún estás.
El teléfono descansa.
Un insecto en mi almohada,
el frío de la calle,
la hierba creciendo en la ventana.
Escapo de ti,
vives en mi mente,
te alimento con memoria.
Ya no sopla el mar.
Manos de acrílicos,
políticos dementes,
contaminada sociedad.
Observo la luz en tus ojos,
la arena descansa.
Pinté tus senos de rojo.
Deja las piernas abiertas;
no soporto el silencio.
Eres tú la diosa de la danta,
la de lengua extranjera,
la que desafiará mi vida.

Gabriel Figueredo Venezuela

Gabriel Figueredo (Venezuela)
Nació en Maracay en 1981, pero reside en la ciudad de San Felipe desde su infancia. Su obra es inédita y está compuesta por “El emisario” (narrativa) y “El sueño de los ausentes” (Poesía). Además ha sido publicado en diversas antologías, periódicos y revistas. Es Director de Ediciones Verbos Subversivos, colectivo literario que reúne un considerable número de poetas y narradores abocados a la promoción de la literatura en las comunidades.

El bus de tus ojos


Me dejó el bus de tus ojos
en la parada incierta de los años vidriosos
aturdido miro el humo de tus pies
al despedirte sonriente.
una maleta, un banco oxidado,
ruinas de ego

se aglomera la ausencia
en los rostros deambulantes
ciudad sardónica, pantalón oxidado,
placa amarilla.

El camino a casa no es más
que un buhonero vehemente,
una alcantarilla rebosada, mis pies hundidos
la lucha cotidiana por mantenerme entero
la lucha clandestina para no matar a alguien
siete mil, humo, gasolina.
el perfume de los de a pie,
el caldo muerto de hambre de los olvidados
y un maldito nudo
ajustado a la boca de las ganas


Esta calle no tiene nombre


Este árbol mula nunca supo como llamar sus frutos
esta urbe huérfana de hijos
mira a los de allá transitar
absortos en los espejos de mano

un artista confundido
una mujer sin marido
un hombre descalzo, sucio, olvidado
un pedazo de piel en cada esquina
madrugada soleada del mes de mayo
maldita ausencia de sentido común o comunismo

uno, dos, tres
no vi al niño detrás de la pelota
mancha de sangre en la calle
uno, dos, tres
no hacen falta gallos para anochecer
uno, dos, tres
gallinas tendidas en el árbol
uno, dos, tres
apoya el fusil contra la hoja
porque esta calle no tiene nombre


El sueño de los ausentes

El ojo grande de la pared
continúa con su danza intermitente
aguijón recurrente de mis acelerados temores

se hunde importunada la nave turca
sin percatarse del sonido
que proviene del apartamento de arriba

los pálidos azules se diluyen con prisa
sonidos de martillo, risas, vendedor de voces
cuerpos gloriosos de la tarde
paisaje urbano
tráfico

El analfabeto de los colores
acelera su muerte en cada paso
los ojos distraídos no procuran despedirse
de sus prendas ante las volátiles manos de los apresurados

Muere la noche en la ciudad
la noria se fractura al bajar
por los linderos del día que se resiste

pronto se detendrá la rueda
y no quedarán humores en la cesta
para hilvanar el sueño de los ausentes

sueños ilusorios de artificial progreso
quimeras preñadas de demagogia
en este rincón de cucío
rincón de piras y ñemas
que no se reducen a cuatro calles de asfalto
que son conuco y río
campesino y plátano
resistencia de piel curtida
canas parlantes del tiempo
sí, buscar agua de lejos
más que mitos cazadores de extraños

los que se fueron sembrando caña
prepararon el cocuy para el velorio
y nos emborracharon de sueños
con sonrisas de encías solitarias
esperando la luz mañanera

Mariana Chirino Venezuela

Mariana Chirino (Venezuela)
Pintora y escritora. Profesora de dibujo en la Escuela de Artes Plásticas “Tito Salas” en Coro. Forma parte del Grupo Musaraña y la Fundación Wilmer Gutiérrez “arte en la calle”. En el 2008, resultó ganadora en la mención cuento del X Concurso de Cuento y Poesía “Rafael José Álvarez” de la Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda. Co-editora de la revista Cubile, la hoja poética Madriguera y Ediciones Madriguera.


Pájaros que no lanzan flores

Hay humo en el vaticano
pájaros que no lanzan flores

Gasa empapada de llanto, humo, sangre
Gasa empapada…

Con una onda en mis manos he de tumbar el muro.

Pájaros que no lanzan flores
vientres negados al parto.

Hay humo en el vaticano.

Sigue la vida en oriente
Gaza empapada.

Una mezquita en silencio…

*****

Ella endulza sus dedos
a Yngrid

Mi madre por las noches
recarga su dulzura
vierte en un vaso: agua, azúcar y
hielo bien triturado

Ella endulza sus dedos

Por las mañanas sale a curar las heridas
de pacientes que se disputan el azúcar de sus manos
se rumora que algunos inventan sus males
seres que vuelan por los aires,
aterrizan en camillas
en el suelo frió
voltean sus ojos en señal de gravedad.

Ella los reconoce,
a quilómetros huele a los falsos moribundos

Sabia mujer que comparte los granos de su azúcar

Yo no critico a los mendigos de dulzura
ellos nacieron en las salinas
donde no existe la poesía, el arte

Yo he comido de su dulce
pedazos de panela en espera…

Mi madre lleva el socialismo en sus manos

Cuando sale a trabajar
viste de blanco por fuera
y de púrpura viste sus manos

Cuando llega de trabajar
viste de azúcar por fuera
y de panela viste sus manos

Ya no puedo dormir
sin escuchar cada noche
cucharadas de azúcar
en agua bien fría.

Ya no puedo dormir sin saber
que mi madre recarga su dulzura
para salvar a los verdaderos -y a los que como yo-
Se fingen moribundos

*****

Poema cursi

Con este poema no se podrá salvar al mundo

Porque este es un poema cursi

de esos que trepan por la piel
y no se quitan al bañarse…

desayunan en tu mismo plato
hacen ecos en las paredes de tu pecho
roban una gota de la lluvia de tus ojos
y te hacen decir me muero

me muero por verte…

que para amarte el tiempo es tan corto
corto como este poema.
Poema cursi y necesario.

Con el que no se podrá salvar al mundo ni destruirlo.