martes, 1 de septiembre de 2009

Gabriel Figueredo Venezuela

Gabriel Figueredo (Venezuela)
Nació en Maracay en 1981, pero reside en la ciudad de San Felipe desde su infancia. Su obra es inédita y está compuesta por “El emisario” (narrativa) y “El sueño de los ausentes” (Poesía). Además ha sido publicado en diversas antologías, periódicos y revistas. Es Director de Ediciones Verbos Subversivos, colectivo literario que reúne un considerable número de poetas y narradores abocados a la promoción de la literatura en las comunidades.

El bus de tus ojos


Me dejó el bus de tus ojos
en la parada incierta de los años vidriosos
aturdido miro el humo de tus pies
al despedirte sonriente.
una maleta, un banco oxidado,
ruinas de ego

se aglomera la ausencia
en los rostros deambulantes
ciudad sardónica, pantalón oxidado,
placa amarilla.

El camino a casa no es más
que un buhonero vehemente,
una alcantarilla rebosada, mis pies hundidos
la lucha cotidiana por mantenerme entero
la lucha clandestina para no matar a alguien
siete mil, humo, gasolina.
el perfume de los de a pie,
el caldo muerto de hambre de los olvidados
y un maldito nudo
ajustado a la boca de las ganas


Esta calle no tiene nombre


Este árbol mula nunca supo como llamar sus frutos
esta urbe huérfana de hijos
mira a los de allá transitar
absortos en los espejos de mano

un artista confundido
una mujer sin marido
un hombre descalzo, sucio, olvidado
un pedazo de piel en cada esquina
madrugada soleada del mes de mayo
maldita ausencia de sentido común o comunismo

uno, dos, tres
no vi al niño detrás de la pelota
mancha de sangre en la calle
uno, dos, tres
no hacen falta gallos para anochecer
uno, dos, tres
gallinas tendidas en el árbol
uno, dos, tres
apoya el fusil contra la hoja
porque esta calle no tiene nombre


El sueño de los ausentes

El ojo grande de la pared
continúa con su danza intermitente
aguijón recurrente de mis acelerados temores

se hunde importunada la nave turca
sin percatarse del sonido
que proviene del apartamento de arriba

los pálidos azules se diluyen con prisa
sonidos de martillo, risas, vendedor de voces
cuerpos gloriosos de la tarde
paisaje urbano
tráfico

El analfabeto de los colores
acelera su muerte en cada paso
los ojos distraídos no procuran despedirse
de sus prendas ante las volátiles manos de los apresurados

Muere la noche en la ciudad
la noria se fractura al bajar
por los linderos del día que se resiste

pronto se detendrá la rueda
y no quedarán humores en la cesta
para hilvanar el sueño de los ausentes

sueños ilusorios de artificial progreso
quimeras preñadas de demagogia
en este rincón de cucío
rincón de piras y ñemas
que no se reducen a cuatro calles de asfalto
que son conuco y río
campesino y plátano
resistencia de piel curtida
canas parlantes del tiempo
sí, buscar agua de lejos
más que mitos cazadores de extraños

los que se fueron sembrando caña
prepararon el cocuy para el velorio
y nos emborracharon de sueños
con sonrisas de encías solitarias
esperando la luz mañanera

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