Gladys González. Ha publicado: Conrimel, Antología de poetas mujeres del cono sur (Ediciones La Calabaza del Diablo, 2006), Gran Avenida (Ediciones La Calabaza del Diablo, 2004). Ha sido incluida las antologías en (SIC) de la Biblioteca Nacional de Chile (Valente Editores, Chile, 2004) y en Cantares: nuevas voces de la poesía chilena (Selección de Raúl Zurita, LOM Ediciones, Chile, 2004). Ha sido invitada al Festival de poesía Latinale (Berlín, 2006), Poesía Bogotá XIV Festival Internacional: "La poesía iberoamericana contemporánea escrita por mujeres" (Colombia, 2006), Novissima Verba: V Festival de Poesía Joven Edición Internacional (Perú, 2006), Encuentro de poesía iberoamericana “Estoy Afuera” (2005, México), Encuentro de poesía latinoamericana “Salida al Mar I y II” (2004, 2005, Buenos Aires, Argentina). Recibió una beca del Consejo del Libro y la Lectura para realizar “Conrimel. Primer Encuentro Internacional de Mujeres Poetas del Cono Sur” (Coquimbo, IV región, 2006), Mención Honrosa en los Premios Municipales de Santiago con el libro “Gran Avenida” en la categoría “Mejoras Obras Editadas año 2004” (2005), Beca Fundación Pablo Neruda (2004), Beca Taller Biblioteca Nacional (2003) y la Beca Fundación Gabriel & Mary Mustakis a Jóvenes Talentos (2002, 2001).
Adiestramiento
Todas las ciudades
Son iguales
Si haces el mismo ejercicio
Buscar una cama
Encontrar alguien
en esa cama
Construir una ciudad
Dentro de otra ciudad
Sin puertas
Sin ventanas
Sin salidas
Dejar pasar el tiempo
Con los ojos cerrados
Como si todo
Fuera familiar
Como si los golpes
Y los amigos muertos
No estuvieran
En frías bodegas
Como fichas clínicas
Todas las ciudades
Son iguales
Todas las ciudades
Se provocan
En el mismo ejercicio
Todas las ciudades
se queman
al cruzar la frontera
Naturaleza Muerta
Hubo noches
En las que buscaba
Con un cuchillo de cocina
El origen de las voces
Aterrorizada
Con el rostro amoratado
Y revuelto
Hubo noches
En las que hacia barricadas
Para que no me asesinara
Abriéndome lentamente
Hubo noches
En las que me golpearon tanto
Que caí al suelo
Con un diente destrozado
Y la cabeza rota
Como una granada hirviendo
Hubo noches
Sin dinero
Sin cortes profundos
Caminando por la carretera
Con la boca sangrando
Los ojos perdidos
El rostro blanco
Resplandeciente
Entre los reflectores
De los automóviles
Ciudad
La ciudad
Se reconoce a si misma
Después del derrumbe
Marcas de lápiz labial
En viejas cortinas de residencial
Iniciales de nombres
Y corazones trazados
En paredes enmohecidas
De baños de hotel
Cigarrillos a medio fumar
Sobre el lavamanos
La ciudad y nosotros
Nos reconocíamos
Con una tristeza salvaje
Apostábamos y bebíamos
Mirando los fuegos artificiales
Del nuevo año
En un galpón
Que tenia de fondo
Un puerto
Y una hilera
De sacos de harina
Colgados
para secarse al sol
Hermosos y profundos poemas. El testimonio de la urbanidad destrozada.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo desde Baires